viernes, 19 de octubre de 2012

Spaghetti que son linguine

De vez en cuando, llega a mi mesa una de las recetas más clásicas y tradicionales de la cocina italiana: Spahetti aglio, olio e peperoncino, que traducido significa spaghettis con ajo, aceite y guindilla.
En realidad se trata de una de las recetas más sencillas del mundo y en el propio nombre aparecen incluso la lista de ingredientes.
Pero hay más mucho más. Se trata de una receta muy baratita, de una receta para todas las ocasiones y para toda clase de público. Es versátil, no es indigesta, ni pesada, se puede dar a niños y a mayores ( claro, siempre calibrando el nivel de picante), a italianos y a no italianos. Receta de estudiantes pobres y de abogados ricos. Es una receta pobre en potasio y demás minerales que normalmente aparecen en la comida y desaparecen en las dietas. Por el contrario es alta en hidratos de carbono, simples y vacíos, de los que se ingieren rápidamente, y más aun se queman. Rápida, y esta característica es muy importante en estos tiempos, pues sólo se necesita el tiempo de cocer la pasta. Y sobretodo está muy buena.

Se que muchos de los que lean esta entrada habrán probado esta deliciosa simpleza de la cocina y podrán confirmar que se trata de eso mismo, algo sencillo lleno de sabor y adecuado al gusto particular de cada uno. Si he sido yo él que lo ha cocinado, pues mejor, ya que si alguien estaba deseoso de saber cual es el secreto de porque están tan buenos, ahora lo van a saber. ( Aquí tengo que pedir disculpas a Vicenta, quien siempre me ha dicho que los secretos de la cocina no se cuentan, mientras ella me contaba los suyos.....será por ser su hijo? Imagino que sí!)

Pues bien, vamos a desvelar el misterio de porque los Spahetti aglio e olio son tan maravillosos.




Para comenzar aquí va la receta: (atención el secreto esta escondido en ella.....)

Ingredientes:
-Spaghetti
-Ajo
-Aceite de oliva virgen italiano.....jajajajaja, es por darle un toque más multicultural
-Guindilla
-(y ahora el secreto: una anchoa por cabeza)
-Parmesano rallado ( por supuesto, rallado a mano y en el momento)

Metodo:
-Se ponen los spaghettis a cocer en agua sólo con sal y cuando esta esté cociendo cociendo, y se dejan cocer hasta llegar al punto al que a uno mismo le gustan; si es al dente, pues al dente, si es pasados y pegajosos como en el comedor del colegio, pues también valen. Muy importante es que la calidad del spaghetti sea buena, y no sólo eso sino también el tamaño. Así que a buscar un poco en el supermercado y a dejarse un poco de pasta en la pasta, agarrar el paquete de Barilla Spahettini nº7, y mejor aun si lo encontramos un paquete de Linguine.
-Mientras los spaghettis están gozando en el agua e hinchándose de felicidad, en una sartén ponemos el aceite. Cuando está caliente echamos la anchoa y, sorpresa con el calor se deshace, sólo le da un poco de color al aceite, pero como se puede apreciar mucho aroma. A continuación ajos y guindilla. Se baja el fuego hasta que esté la pasta.
-Mucho cuidado con este paso porque puede ser peligroso por la llama (recordar que una llamarada en la cocina se corta poniendo simplemente la tapa a la sartén). Pues eso, se cogen los spaghettis directamente de la olla, sin quitar el agua, sin escurrir y se echan en la sartén con el aceite. 
-Se sube el fuego y se menea la sartén. Hay que procurar nunca tocar la pasta con una cuchara o cualquier otro instrumento puesto que puede romperse.
-Se salpimienta, siempre sin dejar de mover la sartén. Y se espolvorea el parmesano rallado por encima. 
-Ahora se le añade un poco de agua de la cocción y se voltean en la sartén como si se tratase de una tortilla. Recalco que no deben moverse con instrumentos para no romperlos.
-Un minuto más evaporando en agua y al plato.

Pues ahí está. Es tremendamente fácil pero hay que tener consideración con los pobres spaghetti. Hay varios detalles de la receta que la hacen tan especial: en primer lugar en una receta tan sencilla la calidad de los ingredientes cuenta mucho, por ello nada de spaghettis baratos de a euro el kilo. Segunda, la anchoa, que es un ingrediente que aparece en la cocina italiana en multitud de recetas y relacionada también con la cocina pobre, pero que da un toque especial al plato. Como tercero, nunca cocer la pasta con mantequilla o aceite en al agua, ya que eso no sería cocer sino guisar. Cuarto y dicho anteriormente, hay que procurar no remover la pasta sino voltearla a giro de muñeca con la sartén. Y por último, añadir un poco de agua al final va a hacer que la mezcla de agua y aceite de la sartén gotee y las pasta no quede tan aceitosa, obteniendo así un plato menos calórico de lo que se piensa.

Y ya está.

Sólo voy a apuntar por si aun no es sabido, que fue el gran cocinero Claudio Sidoti quien me enseño a hacer este plato, pero que con el tiempo y la experiencia, ha ido mejorando en mis manos.

Y recordar que el gran secreto de la cocina está en ponerse y hacerlo, con amor y tiempo. (y repetirlo muchas veces)

1 comentario:

  1. Me encanta el aporte nutricional en los comentarios y el tipo de vitaminas y minerales que contienen las recetas.
    Y hacen encantadora la receta esos comentarios que aluden a nuestros hábitos presentes y pasados y a los sectores de la sociedad, como "Receta de estudiantes pobres y de abogados ricos" y la pegajosidad de los espaguetis de colegio... ¡es magnífico! Gracias por este espacio, me estás dando ideas maravillosas de una forma amena.

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